Ya he contado alguna vez que estudio un grado llamado LEINN (Liderazgo, Emprendimiento e Innovación). Se trata de un modelo educativo algo disruptivo en el que aprendemos haciendo y a través de lo que Nonaka y Takeuchi denominaban “espirales de aprendizaje”.
Como bien decía Roberto Canales: “todos los modelos son incorrectos, pero algunos son útiles”. Si juntas a un grupo de unas veinte-treinta personas, las sientas en círculo alrededor de una pizarra en la que se está proyectando el Modelo Cynefin, y pretendes generar diálogos conductivos que converjan en una síntesis clara (y crítica) de la diferencia entre algo complicado y algo complejo… cosas interesantes suceden.
Como de costumbre (y ya casi asumido como algo natural), mi postura suele generar controversias con el resto de la sala. Y tras verme casi en el polo opuesto a lo que mis compañeros interpretaban como “complejo” (team coach al mando incluido), decidí escribir este artículo.
Estimado señor Recuenco: si lee esto, no se eche ácido fluoroantimónico sobre los ojos. Mi conocimiento sobre el asunto es aún limitado. Si hubiera estado en esa sala otro gallo habría cantado. Intentaré estar a la altura, jejeje.
Y dicho esto, empecemos por el principio.
¿Qué es un sistema?
Si exploras un poco encontrarás que denominamos sistema a un “grupo de elementos que están interrelacionados y que actúan (inter-actúan) de acuerdo con un conjunto de reglas para formar un todo unificado.
Es importante (o al menos a mi me gusta empezar por ahí) interpretar bien las definiciones:
- Esto de “grupo de elementos” nos aclara que un sistema queda definido por sus límites. En el ámbito del emprendimiento (donde yo me muevo en la carrera) los límites podrían ser el propio contexto.
- Por otro lado, podemos intuir que “interacción de acuerdo a un conjunto de reglas” supone que el sistema se describe a través de su propia estructura.
- Y por último, que se trate de un “todo unificado” nos indica que la interacción tiene un fin, un propósito.
Listo. Ya tenemos entonces las primeras tres condiciones para definir un sistema. Escuchaba en aquella sala cosas como “apagar un incendio es un sistema complejo”. Bueno, pues es posible que esté equivocado, pero de un simple vistazo a la definición ya me deja de tener sentido tal afirmación. Ni así definido es un sistema, ni probablemente se trate de algo complejo (luego lo veremos).
Yo aprendí esto mientras estudiaba ingeniería, cuando los profesores usaban los sistemas para definir marcos contextuales con los que poder plantear una problemática y que nosotros (los alumnos) trabajásemos su solución. Y es que para tratarse de un sistema, debe contener un conjunto de elementos, delimitados, estructurados y con un fin concreto.
¿Y qué tipos de sistemas existen?
Pues puede que existan muchos más, pero yo me voy a centrar en los tres que me interesan (objeto, precisamente, de este ensayo): sistemas simples, complicados y complejos.
¿Qué es un sistema simple?
La mejor manera que se me ocurre de representarlo para que se entienda súper fácil es así:
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Son sistemas de pocos elementos que interactúan entre sí a través de relaciones directas y predecibles entre ellos. Digamos, de alguna manera, que son sistemas sencillos (fáciles) de analizar y de entender.
Y aquí hay dos términos que me gustaría matizar de cara a seguir profundizando:
- Que algo sea predecible no quiere decir que tú sepas predecirlo. Predecibilidad significa que dado un conjunto de condiciones iniciales, es fácil prever cómo se comportará el sistema. Humanamente hablando. Otra cosa es que sea comprensible por el ser humano pero tú como individuo no tengas las competencias necesarias para hacerlo. El sistema no va a cambiar porque tú sepas más o menos. Las variables que definen un sistema tienen que ver con el propio sistema, y no contigo. ¿Por qué digo esto? Porque aquel día escuché cosas como “pero entonces un motor es complicado la primera vez que se hace, pero luego pasa a ser algo simple”, y yo entiendo que esto no es así. Un motor es un sistema complicado (luego lo veremos) y seguirá siendo complicado, sepas tú cómo funciona o no. Puedas tú trabajarlo o no. Otra cosa es que el motor (sistema complicado) pueda ser descompuesto en otros sistemas más simples (el colector, el filtro de aceite o el árbol de levas). Estarás conmigo en que el distribuidor, por ejemplo (como sistema de estudio), está formado por varios elementos, varias piezas interconectadas entre si, pero muy inferior en número y con una interconexión mucho más lineal y sencilla que el motor en su conjunto.
- Linealidad implica que las relaciones causales (que no casuales), es decir causa-efecto, dentro del sistema son lineales, lo que significa que los cambios que se producen son proporcionales y directamente relacionados a las acciones o influencias externas. Dicho de otra forma, un elemento A (causa) produce un efecto directamente proporcional en el elemento B.
¿Qué es un sistema complicado?
Intentemos representarlo siguiendo el mismo esquema anterior:
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Un sistema complicado contiene muchas partes o componentes que pueden tener una gran cantidad de interacciones entre sí. A diferencia de los sistemas simples, ahora ya pueden ser difíciles de entender y requerir de un análisis detallado para desentrañar su funcionamiento. La clave para diferenciarlo de los sistemas complejos es que todavía son (en esencia) predecibles cuando se comprenden completamente sus reglas y estructuras. Y esto último que acabo de decir es clave.
Volviendo al ejemplo motor, un avión comercial también lo considero un sistema complicado. Tiene miles de componentes, desde el motor hasta el sistema de navegación, pero con la ingeniería adecuada podemos ser (humanamente) capaces de entenderlos en detalle. Y en su conjunto, el sistema puede ser predicho con alta precisión. En otras palabras, el tren de aterrizaje funciona de determinada manera. Sí, tiene un sistema eléctrico que lo extiende o encoge, y que es controlado por una centralita, que a su vez es otro sistema complicado. Pero la esencia es que el funcionamiento de cada uno de sus componentes es predecible, y aunque interconectarlos entre sí dificulta su comprensión (y aumenta el nivel de preparación técnica para hacerlo), siguen siendo predecibles, humanamente controlables.
¿Qué es un sistema complejo?
Una representación visual como las anteriores sería algo del estilo:
![](https://ivankma.com/wp-content/uploads/2024/02/Screenshot-2024-02-25-at-02.29.25-1024x385.png)
En un sistema complejo, existen una gran cantidad de componentes que interactúan entre sí de maneras no lineales, y lo más acojonante de todo es que son capaces de adaptarse y aprender. Es decir, que su comportamiento no es predecible porque no responden de manera causal: el elemento A puede derivar en B, o no. Dicho de otro modo, las interacciones entre las partes individuales dan lugar a comportamientos emergentes impredecibles, outputs del sistema que no son obvios a partir de las propiedades de los componentes individuales.
Puesto que las causas no son conocidas, las respuestas no pueden ser predichas. Imagina que diseñas unos engranajes que giran a X revoluciones por minuto y te encuentras que, al interconectarlos se ponen a girar a Y o Z velocidad. Y que encima, a priori, la velocidad final es aleatoria y no sigue ninguna relación lógica aparente. Esto es lo que parece ocurrir en los sitemas complejos.
Un buen ejemplo que cuenta el general McCrhystal en su libro “Team of Teams” es una partida de billar. Tú sabes cómo se juega al billar, identificas el contexto (las normas) y los elementos individuales (las bolas, el tablero, el palo, el jugador, etc.) Sin embargo, no hay una sola partida de billar. Hay infinitas. Cada partida es distinta. Si describiésemos en un papel cada uno de los movimientos de los jugadores en cada partida veríamos que son totalmente distintos y contextuales. Jugar con el jugador X o el jugador Y ya puede cambiar toda la partida. Es imposible predecir como piensa, cada movimiento, si una palabra que sueltes por tu boca va a predecir Z o P resultado. No tienes ni idea. Lo único que puedes hacer en este tipo de sistemas es jugarlos. Reacondicionar las premisas en base a un contexto dinámico e ir respondiendo, adaptándote al sistema. No existe fórmula, no existe herramienta ni camino. Todo es altamente incierto y variable. No hay forma de predecir los resultados.
“Pero eso no es así porque hay gente que predice las partidas de ajedrez y programas informáticos…” Que sí, que lo que quieras. También tienes a cientos de personas que aseguran enseñarte la fórmula secreta para conseguir el éxito y hacerte millonario de la noche a la mañana. Querer vivir con los ojos cerrados es cosa tuya. Yo intento darte las definiciones y pasar un ratito juntos dentro de mi cabeza. Lo que hagas a partir de ahí es cosa tuya.
¿Oye Iván, y otro ejemplo de sistema complejo?
Un ecosistema, por ejemplo. Por eso los científicos llevan años viajando a Turquía por quedarse sin pelo intentando entender y predecir el clima. Los ecosistemas Involucran una amplia variedad de organismos (plantas, animales, microorganismos) que interactúan entre sí y con su entorno de maneras que pueden ser difíciles de predecir. Las interacciones pueden llevar a comportamientos emergentes como la migración de especies, brotes de enfermedades o cambios en la biodiversidad. ¿Y eso significa que no predecimos el tiempo?
Sí, lo intentamos, pero es una mera especulación. Estadística. Una apuesta. Pero no es la definición de predecibilidad que hemos dado antes, ¿recuerdas? Decíamos que un sistema era predecible cuando se comprendían completamente sus reglas y estructuras. Piensa en el motor: si yo hago A obtendré B. Y si hago A’ obtendré B’. Si enchufo la lavadora hará eso y nada más que eso para lo que fue diseñada. Y no cambiará la cosa si le meto más o menos ropa. El tambor no funcionará a más revoluciones si no la programé yo explícitamente para ello. De alguna manera podríamos decir que yo controlo el sistema. Mientras que en los asuntos complejos, tu eres un puñetero cero a la izquierda. No te queda más que ponerte la mochila de explorador y probar. Y con suerte, si eres competente y tienes las herramientas adecuadas para adaptarte a los sistemas y entenderlos, serás más efectivo moviéndote por sus entresijos. Pero poco más.
¿Entiendes a lo que me refiero?
En el caso que nos compete, un equipo es un sistema complejo. ¿Por qué? Porque lo forman personas, y las personas son sistemas complejos. Una misma palabra genera comportamientos distintos en seres humanos aparentemente iguales, y es impredecible. Sí, puedo apostar, puedo intuir… pero no puedo saberlo con certeza. Porque no entiendo las causas. Juego, observo, veo tendencias, me adapto… pero no lo sé con certeza. No hay causalidad. Hay correlación.
La actualidad: el mundo se ha vuelto territorio complejo
Si te pones a estudiar las tendencias y los cambios en este campo, descubrirás que la era de internet ha producido un cambio radical en la forma en la que entendemos e interpretamos el mundo.
Mientras que en siglo XX estabas en España y tu competencia se limitaba, como mucho, a lo que pasaba en un pueblucho de Galicia; ahora puedes conectar incluso con cualquier persona, de cualquier parte del mundo, hasta del rincón más inhóspito de cualquier barrio, de cualquier ciudad random del planeta.
Donde antes había incluso carencias de información, ahora hay exceso. Donde antes había un sistema complicado, ahora lo hay complejo.
Es interesante descubrir cómo el management en el siglo XX quedó marcado por el Taylorismo y la fabricación en masa al simplificar en procesos simples la producción de las estructuras más complicadas que te imagines. Mientras que, por su parte, el siglo XXI hace imposible seguir produciendo de la misma manera.
Donde en la Primera Guerra Mundial tenías guerras de trincheras que se mapeaban y transcurrían en un espacio relativamente controlado, la Guerra Moderna ha desembocado en que cualquier personaje con un chaleco explosivo en el pecho puede inmolarse en pleno directo de Twitch y ocasionar una respuesta del gobernante de turno en un país que ni siquiera tenía activos en la movida. La globalización nos ha traído incertidumbre (falta de previsibilidad) y con ella, complejidad.
En conclusión: la tendencia taylorista de parametrizar y “recetar” todo ha quedado totalmente obsoleta. La llegada de internet ha disparado el número de elementos y las interconexiones entre ellos. Ha convertido lo complicado en complejo.
De modo que ahora debemos aprender a resolver los problemas de una manera diferente.